
En la Alta Edad Media las invasiones de las tribus germánicas, los vikingos, magiares y musulmanes resultaron en la ruralización europea, así como en la desaparición de los principales centros culturales.

La actividad cultural quedó reducida a los monasterios donde los monjes copiaban los antiguos manuscritos para evitar que se perdieran.
Las escuelas monásticas y catedralicias eran los únicos lugares donde se podía estudiar. Las escuelas monásticas se situaban junto a los monasterios mientras que las escuelas catedralicias estaban enclavadas en el complejo de la catedral o principales iglesias. Estas escuelas seguían el plan de la Academia Palatina de Aquisgrán del Renacimiento Carolingio. Las principales asignaturas eran el latín, la música, las matemáticas y las ciencias.

Con el paso del tiempo, las escuelas catedralicias intentaron escapar a la influencia de la iglesia independizándose de ellas para formar universidades. Sin embargo, las primeras universidades datan del siglo XI y fueron las de Boloña (1088) en Italia y la de Oxford (1086) en Inglaterra.
El idioma utilizado en las universidades era el latín. No existía un número determinado de años para completar los estudios.
