Entre los siglos XI y XIII el mundo occidental giró en torno a las cruzadas, ocho expediciones militares dirigidas a liberar Tierra Santa del dominio musulmán y que generaron importantes cambios en Europa.
Los principales motivos para la organización de las cruzadas estaban en una religiosidad ferviente pues los caballeros europeos pretendían recuperar para la cristiandad los lugares en los que vivió Jesús.

Sin embargo, podemos señalar otros motivos:
El factor económico
La repúblicas del norte de Italia participaron en las cruzadas para defender sus intereses mercantiles. Venecia, Pisa y Génova controlaban las rutas comerciales por las que llegaban a Europa los productos de lujo orientales, cada vez más solicitados por una población urbana en auge.
Al servicio de Roma
La Iglesia impulsó las expediciones a Tierra Santa para consolidar su autoridad política sobre los reinos cristianos, amenazada por las rivalidades con el Imperio germánico. Además, los papas querían recuperar el control sobre la Iglesia ortodoxa bizantina, separada del catolicismo romano desde el cisma (por cuestiones de dogma) de 1054.
Posibilidad de ascender socialmente
Los hijos de nobles que no recibían herencia (solo la adquiría el primogénito) se dedicaron a combatir en Tierra Santa. Así, se ganaban la vida y adquirían riquezas. Las clases humildes también vieron en las cruzadas un medio para mejorar su nivel económico. Preferían probar suerte en tierras lejanas y desconocidas a llevar una vida mísera en los campos de Europa.

Éxito inicial
En 1099, los cruzados tomaron Jerusalén tras un ataque cruento. Este triunfo permitió abrir el camino tradicional de los peregrinos hacia Tierra Santa, así como las rutas comerciales por las que llegaban a Europa las especias, la seda y otros productos de lujo orientales.
Equilibrio inestable
El dominio occidental sobre Palestina resultó muy precario. Los territorios cristianos se fragmentaron en pequeños reinos o condados. Su pervivencia durante dos siglos se explica por la ayuda militar que recibían con cada nueva cruzada, el respaldo de órdenes militares, sobre todo, la desunión crónica de los musulmanes.
Repercusiones
Las cruzadas afectaron de forma muy distinta a europeos y musulmanes. Para los primeros, su expulsión de Oriente Próximo en 1291 constituyó un revés transitorio. El mundo islámico, en cambio, inició un proceso de decadencia cultural a pesar de su victoria sobre los cruzados.

Desde el punto de vista occidental, las ocho expediciones a Tierra Santa tuvieron consecuencias importantes:
- A nivel político, consolidaron la autoridad del papado sobre el conjunto de la cristiandad.
- Desde un punto de vista económico, las guerras favorecieron los intercambios comerciales y el auge de las ciudades mercantiles, como Venecia o Marsella. Este hecho propició el ascenso de la burguesía.
- En términos culturales, los cruzados entraron en contacto con la herencia de la Antigüedad clásica conservada por bizantinos y árabes.

Breve resumen de las cruzadas:
- Primera cruzada (1096-1099). Promovida por el papa Urbano II, reconquistó Jerusalén y estableció el reino del mismo nombre.
- Segunda cruzada (1147-1149). Luis VII de Francia y Conrado III de Alemania participaron en esta campaña, pero se tomaron la expedición como si se tratara de un torneo medieval. El resultado fue desastroso.

- Tercera cruzada (1189-1192). Enviada para socorrer a los estados cristianos tras la caída de Jerusalén en manos de Saladino, logró bastantes éxitos, pero no reconquistó la ciudad.
- Cuarta cruzada (1202-1204). Debía dirigirse hacia Egipto para desde allí liberar Tierra Santa. Sin embargo, la expedición se desvió y conquistó Constantinopla.

- Quinta cruzada (1217-1221). Como en la cuarta campaña, los cruzados atacaron Egipto. Lograron conquistar Damietta, pero, sin objetivos militares claros, finalmente fueron derrotados por los musulmanes.
- Sexta cruzada (1228-1229). El emperador alemán Federico II partió hacia Palestina para cumplir su promesa de luchar por Tierra Santa. Consiguió la cesión de Jerusalén por medios diplomáticos.

- Séptima cruzada (1248-1250). Tras un éxito inicial (toma de Damietta), Luis IX de Francia fue derrotado y hecho prisionero, tuvo que ceder Damietta para recuperar la libertad.
- Octava cruzada (1270). Tras la conquista musulmana de varios territorios, Luis IX intentó sitiar Túnez. El asedio resultó un fracaso y el monarca murió ante los muros de la ciudad, víctima de la peste.

ACTIVIDADES:
CUESTIONARIO SOBRE LAS CRUZADAS
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